Las cenas de nuestro grupo de amigos, acaban siempre convirtiéndose en una carrera despiadada en busca del mejor sitio en la mesa.
Dos de nuestros amigos que, tiene la misma edad, el mismo nivel cultural y económico, la misma profesión y que incluso tienen el mismo número de hijos… son los responsables de esta curiosa actitud. ¿Por qué? La respuesta es fácil.
Cenar junto al primero de ellos implica comer en 20 minutos. Seguro que no tardas más!!!
No te dejará hablar, pasarás la velada escuchando sus batallitas profesionales teñidas por un sentido del humor… o quizá debería decir un sinsentido del humor y además constantemente reclamará tu atención dándote golpecitos en el hombro…. Para que no te distraigas.
No le importa nada lo que a ti te pase, lo que tu quieras ni lo que a ti te interese. El sale a cenar para contarte su vida!!!!!!.
Pero si logras ganar la carrera y asegurarte un sitio al lado del segundo, la noche promete!!!
Te reirás, compartirás anécdotas de lo más interesante, planeareis otras cenas, salidas de fin de semana, él liderará la conversación pero todos los que están a su lado se van a sentir parte de ella!!!
¿Cómo puede ser que dos personas que tengan tanto en común provoquen sensaciones tan diferentes en su entorno?
Hoy dedicamos nuestro post a otro de los temas estrella en psicología. Bajo nuestro punto de vista, se trata de un tema tan importante para la salud mental, que creemos sería absolutamente imprescindible incluir su enseñanza en la vida escolar desde temprana edad.
Estamos hablando de las “Habilidades Sociales” y de su prima hermana “La Asertividad”.
No vivimos solos sino en sociedad, en continua relación con los demás. Hemos visto hasta ahora lo importante que es tener retos, alcanzar objetivos para mejorar nuestra autoestima y nuestra felicidad, pero alguien se ha parado a pensar ¿cuántos objetivos dependen únicamente de uno mismo? La verdad es que pocos.
En la mayoría de los objetivos que nos ponemos en nuestra vida ya sean personales, profesionales o familiares, necesitamos la colaboración de otros (familiares, compañeros, clientes o vecinos).
Esto nos lleva automáticamente a la necesidad de saber relacionarnos, de tratar a los demás respetando sus derechos y defendiendo los nuestros de una forma sana y sincera, evitando recurrir a estrategias o conductas desadaptadas como la mentira, la manipulación o la violencia.
De muy jovencita llegó a mis manos uno de esos libro que marcan un antes y un después, en este caso respecto a la forma en la que yo me relacionaba con los demás: “Como ganar amigos e influir sobre las personas” de Dale Carnegie
Como adolescente estaba en pañales todavía y aunque después han venido otros libros tan o más brillantes, supuso un buen comienzo para mí. Allí aprendí recetas muy prácticas como por ejemplo que una de las cosas que más le gusta escuchar a un ser humano es su propio nombre y de aquí deriva un gran consejo: aprende rápidamente el nombre de los demás y utilízalo cuando te dirijas a ellos.
Os recomiendo este libro de todas- todas, que ya va por la 62ª edición.
Empecemos como siempre con una definición:
Las habilidades sociales son las Conductas necesarias para interactuar y relacionarnos con los demás de forma efectiva y mutuamente satisfactoria.
Por tanto, es importante destacar que:
- Se trata de conductas, esto quiere decir que son observables, medibles y modificables. No es un rasgo innato de un sujeto, determinado por su código genético o por su condición de discapacidad.
- Entra en juego el otro..
- Esta relación con el otro es efectiva y mutuamente satisfactoria.
Las personas con habilidades sociales defienden lo que quieren y expresan su acuerdo o desacuerdo sin generar malestar en la otra persona. Además lo hacen en la situación adecuada. Esta adecuación de las conductas al contexto es lo que se denomina Competencia Social.
¿Qué ha condicionado nuestro grado de competencia social?
El primer factor condicionante es haber tenido un modelo adecuado del que poder hacer un buen aprendizaje directo.
No han tenido las mismas oportunidades las persona que han crecido en un ambiente familiar muy rígido, con unos padres autoritarios a los que no se podía discutir, que una que ha crecido en un hogar donde se escuchaban las opiniones de todos los miembros de la familia antes de decidir.
En segundo lugar debemos tener en cuenta factores personales que pueden inhibir o potenciar estas habilidades.
Si somos personas negativas, ansiosa, con miedos… tenderemos a bloquear nuestras habilidades mientras que si somos positivos y decididos sabremos tomar la iniciativa y lograremos adecuar nuestra conducta al contexto con más facilidad.
Pero no os pongáis tristes, esto no quiere decir que el que no haya tenido un contexto favorable o sea más negativo, tenga que conformarse para siempre con unas malas habilidades sociales. Como casi todo en psicología, se puede aprender y mejorar si trabajamos en ello.
El tema de las habilidades sociales es muy amplio para abordarlo todo en un único post, por eso en este primero (habrá otros), vamos a centrarnos en la Asertividad.
Los científicos psicólogos siempre han estado interesados en descubrir por qué hay personas que tienen más facilidad en el trato, son más socialmente aceptadas, y obtienen cosas de los demás con mayor facilidad. Tras numerosos estudios, llegaron a la conclusión de que este éxito social está relacionado con el ESTILO DE COMUNICACIÓN, un estilo que denominaron Estilo Asertivo.
Pero… ¿por qué se caracteriza este estilo de comunicación? Y ¿Hay otros estilos?
Pues sí, los psicólogos encontraron 4:
- PASIVO: Las personas que utilizan un estilo de comunicación pasivo, Evitan decir lo que piensan, sienten, quieren u opinan. Entre los motivos podemos encontrar: el miedo a arriesgarse a las consecuencias, no creer en los propios derechos personales, no saber cómo manifestarlos o creer que los derechos de los demás son más importantes que los propios.
- AGRESIVO: Dicen lo que piensan, sienten, quieren u opinan sin respetar el derecho de los demás a ser tratados con respeto.
- PASIVO-AGRESIVO: En principio se comportan como los pasivos pero a diferencia, cuando ya no pueden más, se comportan como los agresivos.
- ASERTIVO: Dicen lo que piensan, sienten, quieren u opinan sin perjudicar el derecho de los demás a ser tratados con respeto, de manera franca, honesta y no amenazadora y respetando además los propios derechos personales.
Aunque todos nos movemos por los cuatro estilos de comunicación en función de diversos factores como el estado de ánimo, el contexto, las personas, etc… hay uno que predomina en nosotros, aquel en el que nos situamos la mayor parte del tiempo.
¿Cuál es tu estilo de comunicación predominante?
- Cuidado porque si es el Pasivo, aunque tengas la ventaja de evitar conflictos, si nadie sabe cómo te sientes, nunca lograrás lo que quieres. Además sentirás que nadie te respeta y te enojarás con los demás porque no te tendrán en cuenta.
- Si es el agresivo, piensa que probablemente consigas siempre lo que quieres porque los demás te tienen miedo. Esto a largo plazo hará que nadie quiera estar contigo y te quedes sólo.
- Si es el pasivo-agresivo, no tendrás ninguna de las ventajas de los dos estilos y todas sus desventajas, es un estilo que provoca grandes dosis de frustración.
- Si eres asertivo, Felicidades!!!!!! Porque es muy difícil. En terapia siempre decimos que es un trabajo para toda la vida, es como entrenarnos para ser un buen deportista, no sólo es suficiente con conocer la técnica sino que además hay que entrenar, practicar…
Una vez más, MANOS A LA OBRA!!!!!! Recuerdas aquel blog de notas del que hablamos en el primer post? Pues venga, a desenterrarlo! Durante una semana dedícate a tomar nota de algunas situaciones en las que hayas tenido un comportamiento agresivo, otras en las que el comportamiento haya sido pasivo y otras en las que tu comportamiento haya sido asertivo. Por otro lado es bueno que al ir tomando nota también seas consciente de cuál es tu estilo de comunicación predominante.
Por lo demás no te preocupes, tenemos recetas rápidas y fáciles para adquirir todo tipo de habilidades sociales!!!!