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Hace unos meses,  Andrés Pascual realizó un taller en Barcelona, “ Reinvéntate para alcanzar tus metas”, especialmente recomendable, no perdáis la ocasión si tenéis oportunidad de asistir !

El escritor nos propuso un paralelismo entre el proceso que se sigue para escribir una novela y el que seguimos para diseñar una empresa de cualquier tipo. De esta forma, todos los asistentes intentábamos aplicarlo a  los diferentes proyectos y empresas a nivel profesional que en este momento podamos tener entre manos.

Andrés nos contaba que, una de las primeras cosas que debemos hacer es  construir un universo propicio para que se pueda desarrollar la trama. Este universo debe tener sus propias normas o leyes de manera que todo lo que ocurra dentro de él rija por ellas.

De esta manera aunque desde fuera pueda parecer disparatado, cualquier hecho o situación que cumpla con este sistema de leyes y normas será posible.

“p.e. en el Universo de “star wars” es perfectamente posible que convivan humanos con criaturas extraordinarias, que se puedan realizar viajes interestelares superando la velocidad de la luz, pero que  al mismo tiempo sea posible que exista un arma llamada espada laser para luchar al estilo de la edad media.” En otro universo todo esto sería absurdo.

Aquí es donde os invitamos a elaborar un paralelismo entre el universo que Andrés construye para poder escribir cada una de sus novelas y nuestro sistema de creencias y valores.

Nuestras creencias y los valores, que vamos instalando en nuestro inconsciente desde edades muy tempranas, son las normas y leyes de nuestro universo particular.

De esta manera si lo que ocurre en nuestro entorno cumple con esta normativa particular, nosotros nos sentiremos bien y estaremos lejos de cualquier conflicto.

Todo parece muy fácil de resolver hasta el momento, si un proyecto o situación no encaja con nuestras normas y leyes particulares… lo rechazamos ¿no?

Imaginad una hipotética partida de poker entre Batman y Jocker , en la que Batman haga trampas para ganar y Jocker respete escrupulosamente las reglas del juego. Los valores, las creencias del universo de estos personajes  nos harian rechazar esta situación. Simplemente no encaja con nuestras creencias.

Definamos esto en términos psicológicos.

Podemos decir que las creencias implican el sentimiento de certeza sobre el significado de algo. Una creencia es una afirmación personal que consideramos verdadera.

Las creencias, que en muchos casos son inconscientes, afectan a la percepción que tenemos de nosotros mismos, de los demás y de las cosas y situaciones que nos rodean.

Incorporamos nuestras creencias a partir de las experiencias y las vivencias, generalmente de edades tempranas  y la  mayoría de las veces sin haberlas racionalizado.

Esto nos lleva a que muchas de nuestras creencias no son necesariamente ciertas y algunas, incluso estar muy alejadas de la realidad. P.e la creencia de que “la familia no puede fallar”, con esta creencia entraremos en conflicto cada vez que alguien de nuestra familia nos falle y no recuperaremos el equilibrio hasta que no adaptemos la creencia a esta nueva realidad.

Con todas nuestras creencias confeccionamos nuestro sistema de valores, es decir, definimos aquello que es importante para nosotros.

Podríamos decir que las creencias son los cimientos sobre los que levantamos los pilares (los valores) en los que se va a sostener nuestra manera de actuar (conducta).

Es por esto que es muy importante que actuemos de manera acorde  a nuestros valores, cuando pretendemos hacer lo contrario y alguna de nuestras conducta no se corresponde con nuestros valores o con nuestras creencias entramos en conflicto, nos sentimos mal.

En muchas ocasiones, para no sentirnos mal, lo que haremos es distorsionar la realidad. La deformaremos de manera que llegue a encajar en nuestro universo.

Fijaros en una cosa, si cada uno de nosotros distorsiona la realidad, aunque solo sea un poquito…¿ qué probabilidades hay de que dos personas diferentes interpreten de la misma manera una situación? Aquí entraríamos en el terreno de las relaciones interpersonales que vamos a dejar para otra ocasión.

En este post vamos a trabajar este malestar o conflicto psicológico que nos crea la discrepancia entre lo que hacemos y lo que creemos. Cambiar una creencia es una tarea difícil, aunque hayáis oído o leído sobre métodos como el psyck que nos da la oportunidad de cambiar nuestras creencias de una manera rápida y fácil, la verdad es que lo mejor es buscar el asesoramiento de un profesional que nos a ayude a saber cual es la creencia que nos está generando conflicto, evaluar si nos compensa cambiarla o no y que nos acompañe en este proceso.

Esta semana os ofrecemos dos herramientas:

1-Para descubrir cuáles son nuestros valores es de gran ayuda analizar en qué empleamos nuestro tiempo. Planteemos unas preguntas:

  • ¿A qué dedicamos más tiempo en nuestro día a día?
  • Si la respuesta es al trabajo, ¿cuál es la finalidad de dedicar todas estas horas al trabajo?
  • ¿Coincide con el que consideras tu valor más importante?
  • Y fuera de la jornada laboral  ¿a qué dedicas tu tiempo?
  • ¿Coincide con lo que es más importante para ti?

2-De todas maneras una herramienta que funciona muy bien es la de poner especial atención en nuestra percepción de la realidad y observar si la estamos distorsionando.

Os dejamos una lista de las distorsiones cognitivas que acostumbramos a hacer, las hacemos todos y con más frecuencia de lo que nos pensamos para adaptar las situaciones que vivimos para que encajen en nuestro universo.

Pensamiento todo-o-nada – Interpretar los eventos y personas en términos absolutos, evidenciado en el uso de términos como «siempre», «nunca», «todos», cuando su uso no está justificado por los acontecimientos propiamente.

Sobregeneralización – Tomar casos aislados y generalizar su validez para todo.

Filtro mental (también llamado Abstracción selectiva) – Enfocarse exclusivamente en ciertos aspectos, usualmente negativos y perturbantes, de un evento o persona con exclusión de otras características.

Descalificar lo positivo – Continuamente echar abajo experiences positivas, por razones arbitrarias.

Sacar conclusiones precipitadas – Asumir algo negativo cuando no hay apoyo empírico para ello . Dos subtipos han sido identificados:

Magnificación y Minimización – Subestimar y sobreestimar la manera de ser de eventos o personas.

Razonamiento emocional – Formular argumentos basados en cómo se «siente» en lugar de la realidad objetiva.

Debeísmo – Concentrarse en lo que uno piensa que «debería» ser en lugar ver las cosas somo son, y tener reglas rígidas que se piensa que deberían aplicarse sin importar el contexto situacional .

Etiquetado – Relacionada con la sobregeneralización, consiste en asignar un nombre a algo en vez de describir la conducta observada objetivamente. La etiqueta asignada por lo común es en términos absolutos, inalterables o bien con fuertes connotaciones prejuiciosas.

Personalización – Consiste en asumir que uno mismo u otros han causado cosas directamente, cuando muy posiblemente no haya sido el caso en realidad. Cuando se aplica a uno mismo puede producir ansiedad y culpa, y aplicado a otros produce enojo exacerbado y ansiedad de persecución.

Algunas veces nuestro sistema de creencias y nuestros valores no se ve a simple vista, queda escondido en nuestro inconsciente. Es por esto que no solemos encontrar una explicación lógica y racional a nuestro conflicto.

Igual que las leyes que rigen el universo no son visibles a simple vista, pero son las responsables del comportamiento de todos los cuerpos celestes, nuestros valores y creencias son los responsables de los pensamientos automáticos que están detrás de algunas de nuestras conductas.

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